Producto controvertido si los hay, el chocolate es una de las grandes tentaciones de grandes y chicos desde épocas remotas. Pero, ¿es un alimento?, ¿una fuente de energía tal vez? Y la pregunta del millón, ¿engorda el chocolate?

Aunque el invierno cada tanto nos sorprende con sus “veranitos porteños”, seguimos en plena temporada de frío y el chocolate es una de las vedettes indiscutidas durante estos meses, aunque para muchos también lo es también en época estival.

Su historia viene de tiempos remotos. Dicen que ya Moctezuma tomaba varias tazas antes de emprender su extenuante circuito erótico por los harenes imperiales. Cuenta también que, en épocas de la colonia, las damas de Chiapas llegaron a desafiar a la Iglesia con tal de seguir disfrutando de su dulzura. En Europa, al parecer, enloqueció a la nobleza con su textura sedosa y perturbadora.

Surgido de las selvas latinoamericanas, el chocolate seduce y conquista rápidamente y es, para muchos, un verdadero objeto de deseo. Sin embargo, continúa siendo un producto tan controvertido como delicioso. Por eso este artículo intenta dejar en claro algunos puntos como que si el chocolate alimenta, que si engorda, que si aporta energías…

El chocolate es un producto alimenticio, ya que un alimento en sí es el que la naturaleza nos brinda como tal (en este caso el alimento sería el cacao, de donde el chocolate proviene). En cambio, en el producto alimenticio interviene un proceso de preparación artesanal o industrial que aquí daría como resultado el chocolate. En cuanto a las energías que aporta, éstas son las provenientes de sus principios nutritivos que son los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas.

Por su parte, las calorías varían según el tipo de chocolate de que se trate. Por ejemplo, el semiamargo tiene de 46 a 55% de azúcares; el amargo, menos del 46% de azúcares y el chocolate con leche contiene no menos del 15% de materias de la leche y no menos del 3% de grasas de la leche). En total de calorías que aporta al organismo es de aproximadamente 450 cada 100 gramos. Estas provienen del 75% de hidratos, 4% de proteínas y 17% de grasas, si hablamos de los chocolates más dulces y con leche.

Como podemos apreciar, el chocolate es lo que llamamos un producto con alta densidad calórica. ¿Qué significa? Que en poca cantidad concentra un alto número de calorías; es decir que una porción chica (50 g) tiene las mismas calorías que un churrasco, por ejemplo. Claro que no es lo mismo en nutrientes, puesto que aportan distinto contenido de vitaminas y proteínas, por ejemplo. Por lo tanto, es un producto que debe ser utilizado con gran precaución en personas obesas o con tendencia a engordar. El chocolate es un producto que no está muy contraindicado, excepto en casos de alergias severas. Sí es desaconsejado en personas obesas, dislipidémicas, o que tengan cálculos en la vesícula.

Una inquietud bastante frecuente es si los chocolates light engordan realmente menos que los que no lo son. En realidad, suelen tener menos calorías a partir de una disminución en el porcentaje total de grasas (lo que los hace menos sabrosos), menos azúcar o algún edulcorante que la reemplaza parcialmente.

En cuanto a su uso por parte de quienes sufren de colesterol elevado, deberá ser considerado cada caso en particular, ya que no todos los organismos responden de la misma forma. También es fundamental contar con el control de un profesional.

Y sí, todo lo rico tienta, y el chocolate no tiene por qué ser una excepción. De modo que, si no se sufre de enfermedades relacionadas con la nutrición, no está mal utilizar este producto como golosina y con moderación. Pero si su consumo se vuelve incontrolable entramos en el terreno de las adicciones, que resultan muy difíciles de consumir en cantidades adecuadas. En ese caso, quien sienta que el producto lo domina, en lugar de dominar uno al producto, deberá decidir si puede seguir utilizándolo o no en función del perjuicio que pueda ocasionarle su uso.

Como sucede con todo producto adictivo, la única solución es evitar el contacto por completo, puesto que cada vez que se consume no se puede controlar la cantidad.