Seguro que alguna vez te has encontrado con una bolsa de papas fritas, un pedazo de chocolate o una pizza y, aunque sabías que no deberías, no pudiste resistir comer más y más. No es solo tu fuerza de voluntad lo que está en juego aquí; la ciencia tiene algo que decir al respecto.

La ciencia detrás del placer

Cuando consumes ciertos tipos de alimentos, especialmente aquellos que son altos en azúcar y grasa, tu cerebro recibe una recompensa inmediata. Este mecanismo es similar al que se activa con el uso de drogas adictivas. Algunos estudios incluso han demostrado que comer galletas puede tener un efecto en el cerebro comparable al consumo de cocaína.

El sistema de refuerzo del organismo está diseñado para que busquemos aquellas cosas que son buenas para nuestra supervivencia, como la comida calórica. Esto tiene sentido desde un punto de vista evolutivo: cuando nuestros antepasados tenían hambre, buscaban alimentos ricos en energía que les proporcionaran una satisfacción rápida y duradera.

El poder de los alimentos procesados

Los alimentos procesados, como las pizzas, la bollería y muchos snacks, son particularmente problemáticos. Estos alimentos están diseñados para ser extremadamente sabrosos y combinar grasas y azúcares de una manera que casi no existe en la naturaleza. Esta combinación no solo es difícil de encontrar en los alimentos naturales, sino que también activa el sistema de recompensa del cerebro de manera muy eficaz, haciéndonos desear más de estos alimentos.

La adicción a la comida: un debate científico

Aunque la comparación entre la adicción a la comida y la adicción a drogas como la cocaína puede parecer exagerada, hay similitudes en cómo estas sustancias afectan nuestro cerebro. Sin embargo, los alimentos no causan una adicción química tan fuerte como las drogas. Aun así, la facilidad con la que consumimos grandes cantidades de alimentos procesados antes de sentirnos saciados es un factor que contribuye a su naturaleza adictiva.

¿Cómo manejar el deseo de comer en exceso?

La clave está en ser consciente de estos mecanismos y tratar de optar por alimentos naturales que nos proporcionen energía sin activar excesivamente nuestro sistema de recompensa. Optar por alimentos con un índice glucémico más bajo, como el pan integral en lugar del pan blanco, puede ayudar a reducir estos picos de azúcar en la sangre y mantenernos satisfechos por más tiempo.

Al final del día, entender por qué ciertos alimentos nos llaman tanto la atención es el primer paso para tomar decisiones más saludables y controlar mejor nuestros hábitos alimenticios. Saber que hay una base científica detrás de estas elecciones puede ayudarnos a ser más compasivos con nosotros mismos y a buscar estrategias efectivas para mejorar nuestra alimentación y bienestar general.

Esta información no solo es valiosa para quienes buscan perder peso, sino también para cualquiera que quiera tener una relación más saludable con la comida. ¡La ciencia está aquí para ayudarnos a entendernos mejor y tomar decisiones informadas!


Referencia:

  • Documento: Por qué hay alimentos que no podemos parar de comer​ (Autor: Daniel Mediavilla – Intramed)